Había cumplido quince años y mantenía la costumbre de morderse las uñas. Lo hacía con tal insistencia que daba pena verle las puntas de los dedos.
Pero un día hizo el compromiso de no volver a mordérselas e inventó un truco: cada vez que se mordía las uñas dejaba inmediato lo que estaba haciendo, iba al cuanto de baño y se lavaba las manos y la cara con agua fresca. Al poco tiempo, el problema había desaparecido y el joven se mostraba orgulloso de su tesón.
lunes, 3 de diciembre de 2012
¿Eres de confianza?
Una persona es de confianza cuando
DICE LO QUE PIENSA Y HACE LO QUE PROMETE.
A todas las persona les encantaría que dijeran de ellas:
ERES DE TODA CONFIANZA.
DICE LO QUE PIENSA Y HACE LO QUE PROMETE.
A todas las persona les encantaría que dijeran de ellas:
ERES DE TODA CONFIANZA.
¡Que fuerza de voluntad!
El alpinista Carlos Jara con 62 años se comprometió a escalar la cima de Everet.
Se encontro con grande dificultades, como la escasez de presupuesto, la falta de oxigeno en el ultimo tramo y las bajas temperatiras.
Pero fue fiel a su compromiso y llegó a la cima a pesar de los problemas que tuvo que superar.
Se encontro con grande dificultades, como la escasez de presupuesto, la falta de oxigeno en el ultimo tramo y las bajas temperatiras.
Pero fue fiel a su compromiso y llegó a la cima a pesar de los problemas que tuvo que superar.
Cuento de la confianza.
Cuento de la confianza
Había una vez un maestro samurái que estaba enseñando a sus alumnos.
Un día llego un alumno nuevo y sin saber nada llego a convertirse en el mejor de todo.
El maestro se quedo sorprendido y como recompensa los llevo a todos a hacer una excursión.
Los otros alumnos estaban celosos del nuevo alumno y le dijeron:
- Tírate por ahí que no te va a pasar nada.
Como el alumno tenia confianza en si mismo se tiro y cuando llegaron lo otros alumnos vieron como el chico estaba sentado en una roca muy feliz.
Los alumnos se quedaron boquiabiertos no sabían que decir y seguían muy celosos.
Después fueron a visitar la montaña y le dijeron al chico:
- Si eres capaz ve hacia el final de la montaña, ya veras que no te pasa nada.
- Yo no lo hago porque yo tengo mucha confianza, y eso es el secreto de mi éxito, y como se lo que me conviene no me subiré al final de la montaña porque me podría matar.
El viejo maestro estaba muy orgulloso de su nuevo alumno porque habían aprendido todos una valiosa leccion.
Mara y Marta.
miércoles, 28 de noviembre de 2012
miércoles, 14 de noviembre de 2012
martes, 16 de octubre de 2012
lunes, 18 de junio de 2012
Yentl...
Yentl
Era una vez con una época de que las mujeres nos podíamos estudiar solamente de esclava a los hombre es decir de ama de casa.
Las mujeres siempre tenía que hacer la compra y se había un invitado las mujeres tenía que servir y luego comer cuando terminaran ellos.
A Yentl cuando se le murió el padre de Yentl ella quería cumplir su sueño.
Entonces se hizo pasar por hombre.
Ella se fue para estudiar a estados Unidos y allí conoció a un hombre que le empezó a gustarle.
El hombre se llamaba Avictor. Ellos se llevaba muy bien y un día Avictor le presento a una chica que le gustaba los padres de la novia como se enteraron de que su hermano se había suicidado y como eso era un pecado se separaron. Entonces Avictor quería que Yentl se casara con ella.
Se casaron y cuando pasaron el tiempo Yentl se fue con Avictor y allí le dijo que era mujer y Avictor se enfado pero luego la perdono y se fue y ella se fue por hay a cumplir su sueño.
FIN.
Mara.
martes, 8 de mayo de 2012
Cuentos de asertividad.
EL CABALLO Y EL MENDIGO
Un Califa de Bagdad llamado Al – Mamun poseía un hermoso caballoárabe del que estaba encaprichado el jefe de una tribu, llamado Omah, que le ofreció un gran número decamellos a cambio; pero Al – Mamun no quería desprenderse del animal.
Aquello encolerizó a Omah de tal manera que decidió
hacerse con el caballo fraudulentamente.
Sabiendo que Al- Mamun solía pasear con
su caballo por un determinado camino, Omah se tendió junto a dicho
camino disfrazado de mendigo y simulando estar muy enfermo. Y como Al –Mamun era un hombre de buenos
sentimientos, al ver al mendigo sintió lastima de él, desmontó y se
ofreció a llevarlo a un hospital.
“Por desgracia”, se lamentó el mendigo, “llevo días
sin comer y no tengo fuerzas para levantarme”.
Entonces, Al – Mamun lo alzó del suelo con mucho
cuidado y lo montó en su caballo, con la idea de montar él a
continuación.
Pero, en cuando el falso mendigo se vio sobre la
silla, salió huyendo al galope, con Al – Mamun corriendo detrás de él
para alcanzarlo y gritándole que se detuviera.
Una vez que Omah se distanció lo suficiente de su
perseguidor, de detuvo y comenzó a hacer caracolear al caballo.
“Está bien, me has robado el caballo”, gritó Al –
Mamun. “¡Ahora sólo tengo una cosa que pedirte!”
“¿De qué se trata?” preguntó Omah también a gritos.
“¡Que no cuentes a nadie cómo te hiciste con el
caballo!”
“¿Y por qué no he de hacerlo?”
“¡Porque quizás un día puede hacer un hombre
realmente enfermo tendido junto al camino y, si la gente se ha enterado
de tu engaño, tal vez pase de largo y no le preste ayuda!”
La compasión es una forma de compartir y participar
de aquellos caídos materiales, personales y espirituales que aquejan a los
demás, con el interés y la decisión de iniciar acciones que les
faciliten y ayuden a superar las condiciones desfavorables.
Autor: Joaquín García L.
ENFADATOR, TERMINADOR DE DISCURSIONES
Autor.. Pedro Pablo Sacristán
ENFADATOR, TERMINADOR DE DISCURSIONES
Enfadator era el nombre del proyecto secreto
destinado a crear la máquina de discusión perfecta, un robot capaz de
vencer cualquier disputa. En su desarrollo se habían utilizado las más
modernas tecnologías, y poseía un sistema único que le permitía aprender
de situaciones anteriores, y de todos los enfados que presenciaba.
Desgraciadamente, Enfadator se perdió y durante
años estuvo desaparecido sin que nadie supiera nada de él, hasta que fue
encontrado por casualidad.
Intrigados por cómo se habrían desarrollado las
habilidades de discusión de Enfadator durante ese tiempo, los
responsables del proyecto prepararon una dura prueba para el robot.
Disfrazado como un maleante, lo llevaron a una oscura taberna, de esas
llenas de delincuentes en las que cada noche se suceden numerosas
broncas y peleas. Y ocultos en una esquina, esperaron a ver sus
reacciones.
No tardó en aparecer un grandullón de aspecto
fierísimo con ganas de pelea, que sin venir a cuento empujó a Enfadator
con malos modos.
¡Qué emocionante! Desde su esquina esperaban ver
cómo el robot hacía picadillo a aquel bruto, pero no ocurrió nada de
eso. Es más, no ocurrió nada, y el bruto comenzó a enfurecerse y a
gritar cada vez más. Enfadator seguía quieto, completamente parado, y
sus inventores pensaron que estaba definitivamente averiado.
Pero entonces, cuando más furioso parecía aquel
tipo enorme, Enfadator comenzó a moverse. Se estiró cuanto pudo,
haciéndose más grande, extendió dos enormes brazos y levantó la cabeza
para mirar al provocador. Sus ojos no eran como el fuego, ni como rayos
láser, ni siquiera tenía la mirada del tigre. Al contrario, Enfadator
parecía... ¡un angelito feliz! y era la viva imagen de la dulzura, el
cariño y la comprensión. Y antes de que el bruto pudiera darse cuenta,
estaba dándole un gran abrazo a aquel tipo con ganas de pelea, mientras
le decía: “tú lo que necesitas es un buen amigo y un poco de cariño,
¿verdad?”
Y probablemente fuera verdad, porque una vez
recuperado de la sorpresa inicial, el grandullón se mostró mucho más
amigable, y estuvo charlando amistosamente con Enfadator durante un buen
rato.
Y así descubrieron cómo resolvía el temible
“Enfadator” todas las discusiones, pues de sus viajes por el mundo había
aprendido que cuanto más enfadada está una persona, mejor le sienta un
poco de cariño.
Autor.. Pedro Pablo Sacristán
martes, 17 de abril de 2012
Poesía.
BALADILLA
E LOS TRES RIOS
A
Salvador Quintero
El río Guadalquivir
va entre naranjos y olivos
Los dos ríos de Granada
bajan de la nieve al trigo.
¡Ay, amor,
que se fue y no vino!
El río Guadalquivir
tiene las barbas granates.
Los dos ríos de Granada
uno llanto y otro sangre.
¡Ay, amor,
que se fue por el aire!
Para los barcos de vela,
Sevilla tiene un camino;
por el agua de Granada
sólo reman los suspiros.
¡Ay, amor,
que se fue y no vino!
Guadalquivir, alta torre
y viento en los naranjales.
Dauro y Genil, torrecillas
muertas sobre los estanques.
¡Ay, amor,
que se fue por el aire!
¡Quién dirá que el agua lleva
un fuego fatuo de gritos!
¡Ay, amor,
que se fue y no vino!
Lleva azahar, lleva olivas,
Andalucía, a tus mares.
¡Ay, amor,
que se fue por el aire!
El río Guadalquivir
va entre naranjos y olivos
Los dos ríos de Granada
bajan de la nieve al trigo.
¡Ay, amor,
que se fue y no vino!
El río Guadalquivir
tiene las barbas granates.
Los dos ríos de Granada
uno llanto y otro sangre.
¡Ay, amor,
que se fue por el aire!
Para los barcos de vela,
Sevilla tiene un camino;
por el agua de Granada
sólo reman los suspiros.
¡Ay, amor,
que se fue y no vino!
Guadalquivir, alta torre
y viento en los naranjales.
Dauro y Genil, torrecillas
muertas sobre los estanques.
¡Ay, amor,
que se fue por el aire!
¡Quién dirá que el agua lleva
un fuego fatuo de gritos!
¡Ay, amor,
que se fue y no vino!
Lleva azahar, lleva olivas,
Andalucía, a tus mares.
¡Ay, amor,
que se fue por el aire!
Federico
Garcia Lorca.
Poesía.
ALMA
AUSENTE
No te conoce el toro ni la higuera,
ni caballos ni hormigas de tu casa.
No te conoce el niño ni la tarde
porque te has muerto para siempre.
No te conoce el lomo de la piedra,
ni el rasgo negro donde te destrozas.
No te conoce tu recuerdo mudo
porque te has muerto para siempre.
El otoño vendrá con caracolas,
uva de niebla y montes agrupados,
pero nadie querrá mirar tus ojos
porque to has muerto para siempre.
Porque, to has muerto para siempre
como todos los muertos de la Tierra,
como todos los muertos que se olvidan
en un montón de perros apagados.
No te conoce nadie. No. Pero yo te canto.
Yo canto para luego tu perfil y tu gracia.
La madurez insigne de tu conocimiento.
Tu apetencia de muerte y el gusto de su boca.
La tristeza que tuvo tu valiente alegría.
Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace,
un andaluz tan claro, tan rico de aventura.
Yo canto su elegancia con palabras que gimen
y recuerdo una brisa triste por los ollvos.
No te conoce el toro ni la higuera,
ni caballos ni hormigas de tu casa.
No te conoce el niño ni la tarde
porque te has muerto para siempre.
No te conoce el lomo de la piedra,
ni el rasgo negro donde te destrozas.
No te conoce tu recuerdo mudo
porque te has muerto para siempre.
El otoño vendrá con caracolas,
uva de niebla y montes agrupados,
pero nadie querrá mirar tus ojos
porque to has muerto para siempre.
Porque, to has muerto para siempre
como todos los muertos de la Tierra,
como todos los muertos que se olvidan
en un montón de perros apagados.
No te conoce nadie. No. Pero yo te canto.
Yo canto para luego tu perfil y tu gracia.
La madurez insigne de tu conocimiento.
Tu apetencia de muerte y el gusto de su boca.
La tristeza que tuvo tu valiente alegría.
Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace,
un andaluz tan claro, tan rico de aventura.
Yo canto su elegancia con palabras que gimen
y recuerdo una brisa triste por los ollvos.
Federico
Garcia Lorca.
Poesía.
II
Yo.
Con el hueco blanquísimo de un caballo,
crines de ceniza. Plaza pura y doblada.
Yo.
Mi hueco traspasado con las axilas rotas.
Piel seca de uva neutra y amianto de madrugada.
Toda la luz del mundo cabe dentro de un ojo.
Canta el gallo y su canto dura más que sus alas.
Yo.
Con el hueco blanquísimo de un caballo. Rodeado
de espectadores que tienen hormigas en las palabras.
En el circo del frío sin perfil mutilado.
Por los capiteles rotos de las mejillas desangradas.
Yo.
Mi hueco sin ti, ciudad, sin tus muertos que comen.
Ecuestre por mi vida definitivamente anclada.
Yo.
No hay siglo nuevo ni luz reciente.
Sólo un caballo azul y una madrugada.
Yo.
Con el hueco blanquísimo de un caballo,
crines de ceniza. Plaza pura y doblada.
Yo.
Mi hueco traspasado con las axilas rotas.
Piel seca de uva neutra y amianto de madrugada.
Toda la luz del mundo cabe dentro de un ojo.
Canta el gallo y su canto dura más que sus alas.
Yo.
Con el hueco blanquísimo de un caballo. Rodeado
de espectadores que tienen hormigas en las palabras.
En el circo del frío sin perfil mutilado.
Por los capiteles rotos de las mejillas desangradas.
Yo.
Mi hueco sin ti, ciudad, sin tus muertos que comen.
Ecuestre por mi vida definitivamente anclada.
Yo.
No hay siglo nuevo ni luz reciente.
Sólo un caballo azul y una madrugada.
Federico
Garcia Lorca.
Poesía.
ELEGÍA
Como
un incensario lleno de deseos,
pasas en la tarde luminosa y clara
con la carne oscura de nardo marchito
y el sexo potente sobre tu mirada.
Llevas en la boca tu melancolía
de pureza muerta, y en la dionisíaca
copa de tu vientre la araña que teje
el velo infecundo que cubre la entraña
nunca florecida con las vivas rosas
fruto de los besos.
En tus manos blancas
llevas la madeja de tus ilusiones,
muertas para siempre, y sobre tu alma
la pasión hambrienta de besos de fuego
y tu amor de madre que sueña lejanas
visiones de cunas en ambientes quietos,
hilando en los labios lo azul de la nana.
Como Ceres dieras tus espigas de oro
si el amor dormido tu cuerpo tocara,
y como la virgen María pudieras brotar
de tus senos otra vía láctea.
Te marchitarás como la magnolia.
Nadie besará tus muslos de brasa.
Ni a tu cabellera llegarán los dedos
que la pulsen como
las cuerdas de un arpa.
¡Oh mujer potente de ébano y de nardo!
cuyo aliento tiene blancor de biznagas.
Venus del mantón de Manila que sabe
del vino de Málaga y de la guitarra.
¡Oh cisne moreno! cuyo lago tiene
lotos de saetas, olas de naranjas
y espumas de rojos claveles que aroman
los niños marchitos que hay bajo sus alas.
Nadie te fecunda. Mártir andaluza,
tus besos debieron ser bajo una parra
plenos del silencio que tiene la noche
y del ritmo turbio del agua estancada.
Pero tus ojeras se van agrandando
y tu pelo negro va siendo de plata;
tus senos resbalan escanciando aromas
y empieza a curvarse tu espléndida espalda.
¡Oh mujer esbelta, maternal y ardiente!
Virgen dolorosa que tiene clavadas
todas las estrellas del cielo profundo
en su corazón ya sin esperanza.
Eres el espejo de una Andalucía
que sufre pasiones gigantes y calla,
pasiones mecidas por los abanicos
y por las mantillas sobre las gargantas
que tienen temblores de sangre, de nieve,
y arañazos rojos hechos por miradas.
Te vas por la niebla del otoño, virgen
como Inés, Cecilia, y la dulce Clara,
siendo una bacante que hubiera danzado
de pámpanos verdes y vid coronada.
La tristeza inmensa que flota en tus ojos
nos dice tu vida rota y fracasada,
la monotonía de tu ambiente pobre
viendo pasar gente desde tu ventana,
oyendo la lluvia sobre la amargura
que tiene la vieja calle provinciana,
mientras que a lo lejos suenan los clamores
turbios y confusos de unas campanadas.
Mas en vano escuchaste los acentos del aire.
Nunca llegó a tus oídos la dulce serenata.
Detrás de tus cristales aún miras anhelante.
¡Qué tristeza tan honda tendrás dentro del alma
al sentir en el pecho ya cansado y exhausto
la pasión de una niña recién enamorada!
Tu cuerpo irá a la tumba
intacto de emociones.
Sobre la oscura tierra
brotará una alborada.
De tus ojos saldrán dos claveles sangrientos
y de tus senos, rosas como la nieve blancas.
Pero tu gran tristeza se irá con las estrellas,
como otra estrella digna de herirlas y eclipsarlas.
pasas en la tarde luminosa y clara
con la carne oscura de nardo marchito
y el sexo potente sobre tu mirada.
Llevas en la boca tu melancolía
de pureza muerta, y en la dionisíaca
copa de tu vientre la araña que teje
el velo infecundo que cubre la entraña
nunca florecida con las vivas rosas
fruto de los besos.
En tus manos blancas
llevas la madeja de tus ilusiones,
muertas para siempre, y sobre tu alma
la pasión hambrienta de besos de fuego
y tu amor de madre que sueña lejanas
visiones de cunas en ambientes quietos,
hilando en los labios lo azul de la nana.
Como Ceres dieras tus espigas de oro
si el amor dormido tu cuerpo tocara,
y como la virgen María pudieras brotar
de tus senos otra vía láctea.
Te marchitarás como la magnolia.
Nadie besará tus muslos de brasa.
Ni a tu cabellera llegarán los dedos
que la pulsen como
las cuerdas de un arpa.
¡Oh mujer potente de ébano y de nardo!
cuyo aliento tiene blancor de biznagas.
Venus del mantón de Manila que sabe
del vino de Málaga y de la guitarra.
¡Oh cisne moreno! cuyo lago tiene
lotos de saetas, olas de naranjas
y espumas de rojos claveles que aroman
los niños marchitos que hay bajo sus alas.
Nadie te fecunda. Mártir andaluza,
tus besos debieron ser bajo una parra
plenos del silencio que tiene la noche
y del ritmo turbio del agua estancada.
Pero tus ojeras se van agrandando
y tu pelo negro va siendo de plata;
tus senos resbalan escanciando aromas
y empieza a curvarse tu espléndida espalda.
¡Oh mujer esbelta, maternal y ardiente!
Virgen dolorosa que tiene clavadas
todas las estrellas del cielo profundo
en su corazón ya sin esperanza.
Eres el espejo de una Andalucía
que sufre pasiones gigantes y calla,
pasiones mecidas por los abanicos
y por las mantillas sobre las gargantas
que tienen temblores de sangre, de nieve,
y arañazos rojos hechos por miradas.
Te vas por la niebla del otoño, virgen
como Inés, Cecilia, y la dulce Clara,
siendo una bacante que hubiera danzado
de pámpanos verdes y vid coronada.
La tristeza inmensa que flota en tus ojos
nos dice tu vida rota y fracasada,
la monotonía de tu ambiente pobre
viendo pasar gente desde tu ventana,
oyendo la lluvia sobre la amargura
que tiene la vieja calle provinciana,
mientras que a lo lejos suenan los clamores
turbios y confusos de unas campanadas.
Mas en vano escuchaste los acentos del aire.
Nunca llegó a tus oídos la dulce serenata.
Detrás de tus cristales aún miras anhelante.
¡Qué tristeza tan honda tendrás dentro del alma
al sentir en el pecho ya cansado y exhausto
la pasión de una niña recién enamorada!
Tu cuerpo irá a la tumba
intacto de emociones.
Sobre la oscura tierra
brotará una alborada.
De tus ojos saldrán dos claveles sangrientos
y de tus senos, rosas como la nieve blancas.
Pero tu gran tristeza se irá con las estrellas,
como otra estrella digna de herirlas y eclipsarlas.
Federico
Garcia Lorca.
Poesía.
EL
CANTO DE LA MIEL
La miel es la palabra de Cristo,
el oro derretido de su amor.
El más allá del néctar,
la momia de la luz del paraíso.
La colmena es una estrella casta,
pozo de ámbar que alimenta el ritmo
de las abejas. Seno de los campos
tembloroso de aromas y zumbidos.
La miel es la epopeya del amor,
la materialidad de lo infinito.
Alma y sangre doliente de las flores
condensada a través de otro espíritu.
(Así la miel del hombre es la poesía
que mana de su pecho dolorido,
de un panal con la cera del recuerdo
formado por la abeja de lo íntimo)
La miel es la bucólica lejana
del pastor, la dulzaina y el olivo,
hermana de la leche y las bellotas,
reinas supremas del dorado siglo.
La miel es como el sol de la mañana,
tiene toda la gracia del estío
y la frescura vieja del otoño.
Es la hoja marchita y es el trigo.
¡Oh divino licor de la humildad,
sereno como un verso primitivo!
La armonía hecha carne tú eres,
el resumen genial de lo lírico.
En ti duerme la melancolía,
el secreto del beso y del grito.
Dulcísima. Dulce. Este es tu adjetivo.
Dulce como los vientres de las hembras.
Dulce como los ojos de los niños.
Dulce como las sombras de la noche.
Dulce como una voz. O como un lirio.
Para el que lleva la pena y la lira,
eres sol que ilumina el camino.
Equivales a todas las bellezas,
al color, a la luz, a los sonidos.
¡Oh! Divino licor de la esperanza,
donde a la perfección del equilibrio
llegan alma y materia en unidad
como en la hostia cuerpo y luz de Cristo.
Y el alma superior es de las flores,
¡Oh licor que esas almas has unido!
El que te gusta no sabe que traga
un resumen dorado del lirismo.
La miel es la palabra de Cristo,
el oro derretido de su amor.
El más allá del néctar,
la momia de la luz del paraíso.
La colmena es una estrella casta,
pozo de ámbar que alimenta el ritmo
de las abejas. Seno de los campos
tembloroso de aromas y zumbidos.
La miel es la epopeya del amor,
la materialidad de lo infinito.
Alma y sangre doliente de las flores
condensada a través de otro espíritu.
(Así la miel del hombre es la poesía
que mana de su pecho dolorido,
de un panal con la cera del recuerdo
formado por la abeja de lo íntimo)
La miel es la bucólica lejana
del pastor, la dulzaina y el olivo,
hermana de la leche y las bellotas,
reinas supremas del dorado siglo.
La miel es como el sol de la mañana,
tiene toda la gracia del estío
y la frescura vieja del otoño.
Es la hoja marchita y es el trigo.
¡Oh divino licor de la humildad,
sereno como un verso primitivo!
La armonía hecha carne tú eres,
el resumen genial de lo lírico.
En ti duerme la melancolía,
el secreto del beso y del grito.
Dulcísima. Dulce. Este es tu adjetivo.
Dulce como los vientres de las hembras.
Dulce como los ojos de los niños.
Dulce como las sombras de la noche.
Dulce como una voz. O como un lirio.
Para el que lleva la pena y la lira,
eres sol que ilumina el camino.
Equivales a todas las bellezas,
al color, a la luz, a los sonidos.
¡Oh! Divino licor de la esperanza,
donde a la perfección del equilibrio
llegan alma y materia en unidad
como en la hostia cuerpo y luz de Cristo.
Y el alma superior es de las flores,
¡Oh licor que esas almas has unido!
El que te gusta no sabe que traga
un resumen dorado del lirismo.
Federico
Garcia Lorca.
Poesía.
SI MIS MANOS PUDIERAN DESHOJAR
Yo pronuncio tu nombre
en las noches oscuras,
cuando vienen los astros
a beber en la luna
y duermen los ramajes
de las frondas ocultas.
Y yo me siento hueco
de pasión y de música.
Loco reloj que canta
muertas horas antiguas.
Yo pronuncio tu nombre,
en esta noche oscura,
y tu nombre me suena
más lejano que nunca.
Más lejano que todas las estrellas
y más doliente que la mansa lluvia.
¿Te querré como entonces
alguna vez? ¿Qué culpa
tiene mi corazón?
Si la niebla se esfuma,
¿qué otra pasión me espera?
¿Será tranquila y pura?
¡¡Si mis dedos pudieran
deshojar a la luna!!
Federico
Garcia Lorca.
Poesía.
CANCIÓN
OTOÑAL
Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas,
pero mi senda se pierde
en el alma de la niebla.
La luz me troncha las alas
y el dolor de mi tristeza
va mojando los recuerdos
en la fuente de la idea.
Todas las rosas son blancas,
tan blancas como mi pena,
y no son las rosas blancas,
que ha nevado sobre ellas.
Antes tuvieron el iris.
También sobre el alma nieva.
La nieve del alma tiene
copos de besos y escenas
que se hundieron en la sombra
o en la luz del que las piensa.
La nieve cae de las rosas,
pero la del alma queda,
y la garra de los años
hace un sudario con ellas.
¿Se deshelará la nieve
cuando la muerte nos lleva?
¿O después habrá otra nieve
y otras rosas más perfectas?
¿Será la paz con nosotros
como Cristo nos enseña?
¿O nunca será posible
la solución del problema?
¿Y si el amor nos engaña?
¿Quién la vida nos alienta
si el crepúsculo nos hunde
en la verdadera ciencia
del Bien que quizá no exista,
y del Mal que late cerca?
¿Si la esperanza se apaga
y la Babel se comienza,
qué antorcha iluminará
los caminos en la Tierra?
¿Si el azul es un ensueño,
qué será de la inocencia?
¿Qué será del corazón
si el Amor no tiene flechas?
¿Y si la muerte es la muerte,
qué será de los poetas
y de las cosas dormidas
que ya nadie las recuerda?
¡Oh sol de las esperanzas!
¡Agua clara! ¡Luna nueva!
¡Corazones de los niños!
¡Almas rudas de las piedras!
Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas
y todas las rosas son
tan blancas como mi pena.
Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas,
pero mi senda se pierde
en el alma de la niebla.
La luz me troncha las alas
y el dolor de mi tristeza
va mojando los recuerdos
en la fuente de la idea.
Todas las rosas son blancas,
tan blancas como mi pena,
y no son las rosas blancas,
que ha nevado sobre ellas.
Antes tuvieron el iris.
También sobre el alma nieva.
La nieve del alma tiene
copos de besos y escenas
que se hundieron en la sombra
o en la luz del que las piensa.
La nieve cae de las rosas,
pero la del alma queda,
y la garra de los años
hace un sudario con ellas.
¿Se deshelará la nieve
cuando la muerte nos lleva?
¿O después habrá otra nieve
y otras rosas más perfectas?
¿Será la paz con nosotros
como Cristo nos enseña?
¿O nunca será posible
la solución del problema?
¿Y si el amor nos engaña?
¿Quién la vida nos alienta
si el crepúsculo nos hunde
en la verdadera ciencia
del Bien que quizá no exista,
y del Mal que late cerca?
¿Si la esperanza se apaga
y la Babel se comienza,
qué antorcha iluminará
los caminos en la Tierra?
¿Si el azul es un ensueño,
qué será de la inocencia?
¿Qué será del corazón
si el Amor no tiene flechas?
¿Y si la muerte es la muerte,
qué será de los poetas
y de las cosas dormidas
que ya nadie las recuerda?
¡Oh sol de las esperanzas!
¡Agua clara! ¡Luna nueva!
¡Corazones de los niños!
¡Almas rudas de las piedras!
Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas
y todas las rosas son
tan blancas como mi pena.
Federico
Garcia Lorca.
Poesia.
LLUVIA
La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.
Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.
Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.
La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.
El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.
Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.
Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.
¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!
¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.
El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave.
Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.
¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!
La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje.
Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante.
Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe.
La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne.
El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales.
Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre.
Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe.
¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes!
¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres.
El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave.
Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte.
¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje!
Federico Garcia Lorca.
Poesía
Granada
Granada,
calle de Elvira,
donde viven las manolas,
las que se van a la Alhambra,
las tres y las cuatro solas.
Una vestida de verde,
otra de malva, y la otra,
un corselete escocés
con cintas hasta la cola.
Las que van delante, garzas
la que va detrás, paloma,
abren por las alamedas
muselinas misteriosas.
¡Ay, qué oscura está la Alhambra!
¿Adónde irán las manolas
mientras sufren en la umbría
el surtidor y la rosa?
¿Qué galanes las esperan?
¿Bajo qué mirto reposan?
¿Qué manos roban perfumes
a sus dos flores redondas?
Nadie va con ellas, nadie;
dos garzas y una paloma.
Pero en el mundo hay galanes
que se tapan con las hojas.
La catedral ha dejado
bronces que la brisa toma;
El Genil duerme a sus bueyes
y el Dauro a sus mariposas.
La noche viene cargada
con sus colinas de sombra;
una enseña los zapatos
entre volantes de blonda;
la mayor abre sus ojos
y la menor los entorna.
¿Quién serán aquellas tres
de alto pecho y larga cola?
¿Por qué agitan los pañuelos?
¿Adónde irán a estas horas?
Granada, calle de Elvira,
donde viven las manolas,
las que se van a la Alhambra,
las tres y las cuatro solas.
donde viven las manolas,
las que se van a la Alhambra,
las tres y las cuatro solas.
Una vestida de verde,
otra de malva, y la otra,
un corselete escocés
con cintas hasta la cola.
Las que van delante, garzas
la que va detrás, paloma,
abren por las alamedas
muselinas misteriosas.
¡Ay, qué oscura está la Alhambra!
¿Adónde irán las manolas
mientras sufren en la umbría
el surtidor y la rosa?
¿Qué galanes las esperan?
¿Bajo qué mirto reposan?
¿Qué manos roban perfumes
a sus dos flores redondas?
Nadie va con ellas, nadie;
dos garzas y una paloma.
Pero en el mundo hay galanes
que se tapan con las hojas.
La catedral ha dejado
bronces que la brisa toma;
El Genil duerme a sus bueyes
y el Dauro a sus mariposas.
La noche viene cargada
con sus colinas de sombra;
una enseña los zapatos
entre volantes de blonda;
la mayor abre sus ojos
y la menor los entorna.
¿Quién serán aquellas tres
de alto pecho y larga cola?
¿Por qué agitan los pañuelos?
¿Adónde irán a estas horas?
Granada, calle de Elvira,
donde viven las manolas,
las que se van a la Alhambra,
las tres y las cuatro solas.
Federico Garcia Lorca.
miércoles, 14 de marzo de 2012
El secreto de los gemelos.
Índice
La
presentación.....................................................................Pagina
1
Las
emociones.......................................................................Pagina
2
El
resumen del
cuento...........................................................Pagina
3
El
capitulo
favorito................................................................Pagina
4
Descripción
de
Norma...........................................................Pagina
5
Poesía.........................................................................................Pagina
6
Pasatíempo:...............................................................................Pagina
7
Sopa
de
letra............................................................................Pagina
8
Opinión.......................................................................................Pagina
9
Índice.........................................................................................Pagina
10
Presentación
Me
llamo Mara tengo once años y soy de 5ªB.
Este
cuento me ha gustado mucho y se lo recomiendo a todo los niños de mi
edad. Porque si a los niños le gustan los libros como a mí este
cuento le va a gustar.
Bueno
espero que os guste tanto como a mí.
Adiós
besos...
Las
emociones
Pues
yo he notado en el cuento una emoción muy importante que es cuando
Norma y Marcos estaban en la tienda de Piruleta y vino un atracador y
amenazó a Norma y a Piruleta. Y lo hizo cogiendo una navaja y
acercándosela al cuello de Marco. Entonces tanto Marco como Piruleta
y Norma estaban muy nerviosos y el atracador le pidió a Piruleta
todo el dinero.
Norma
cada vez se alejaba más del atracador y el atracador le dijo:
- Quieta ahí o le rajo la cabeza a tu hermano.
Entonces
Marco y Norma se miraron y empezaron a moverse todas las canicas y
cromos que tenía Piruleta en la tienda. Y le cayó todo al atracador
y se fue corriendo. Y Piruleta se extañaba de que en ese mismo
instante se le cayera todo al atracador.
Este
trozo que os he contado del cuento yo he notado que Norma estaba muy
nerviosa y asustada porque iban a matar a su hermano porque ella lo
quería mucho.
Resumen
del
cuento
En
una casa había dos gemelos uno se llamaba Marco y otro se llamaba
Norma.
Ellos
tienen una mascota que la quieren mucho, es una ardilla que se
llama:Hardy.
Y
tienen a una mujer que la cuida cuando los padres no están porque
están trabajando, y ella ya esta harta de todas las trastada que le
ha hecho y sobre todo con su mascota la ardilla.
La
madre de ellos se llama Marina y el padre se llama Francisco.
Ellos
han vivido muchas aventuras y una un poco asusta porque por poco
pudieron matar a su querido hermano al que quiere mucho Marco.
Ellos
no sabían que cuando eran chico le estuvo criando una mujer porque
la madre no podía. Hasta que un día apareció el cartero y le dio
una carta para que se la diera a su madre y era la mujer que cuando
eran chicos los cuidó. La madre no se lo había contado y no sabía
como contárselo hasta que un día se lo contó pero los niños no
dijeron nada.
La
mujer se llama Sor iluminada. Pero ella ya estaba mayor y está en un
asilo para que la cuiden porque ella no puede.
Una
día Sor iluminada fue a su casa y por fin ella vio a los gemelos
porque ella estaba deseando de verlos porque ella los quieres mucho y
también, por fin, Marco y Norma veían a Sor Iluminada porque ellos
ya no se acordaban de ella. Luego todos estuvieron allí hablando.
Resumen
de mi capítulo favorito
Un
día Marina les manda a los gemelos que compraran una lata de
berberechos y un kilo de harina.
Cuando
compraron la lata se dirigieron a la panadería y compraron el kilo
de harina.
Después
de comprar lo que la madre le dijo fueron a la tienda de Piruleta
porque desde su cumpleaños querían ir.
Cuando
entraron, Piruleta le dijo a los gemelos que podían ver todo pero
que no tocaran nada que acababa de colocar las cosas. Cuando estaban
mirando de pronto apareció un atracador que amenazó a Piruleta con
una navaja, cerca del cuello de Marco, pidiéndole todo el dinero que
estaba contando Piruleta de toda su jornada.
Marco
y Norma se miraron y de pronto se cayeron todas las canicas y todas
las cosas que tenía Piruleta en la tienda y todas cayeron al
atracador y de tan fuerte que le cayeron se cayó al suelo. Norma le
tiró la harina que había comprado y el atracador se fue corriendo.
Descripción
de
Norma
¿Queréis
conocer a Norma?
Norma
tiene el pelo de color zanahoria y corto. La cara la tiene con pecas
naranjas, ojos azul como el cielo, la nariz chata y la boca diminuta.
Lleva
puesto una camisa amarilla con flores y encima un pichi de color
verde como la hierba.
Ella
es juguetona, alegre, saltarina y muy simpática. Es muy activa, si
tú le dices ¿quieres venir a dar un paseo? ella te dice que sí
aunque no tenga ganas, pero no porque la obligues sino porque ella te
dice que sí.
¡Bueno
ya habéis conocido algo más de como es Norma!
Poesía
Que
buenos son los gemelos
juegan,
juegan sin parar
no
molestan a nadie
y
se lo pasan genial.
Ríen,
ríen
no
lo pueden resistir
hacen
tantas tonterías
que
a cualquiera hartaría.
Juegan
con los padres
le
gastan bromas sin cesar
colgándoles
papeles en la espalda
para
reírse a carcajadas.
P
A
S
A
T
I
E
M
P
O
S
SOPA
DE LETRAS:
- Marina.
- Francisco.
- Norma.
- Marco.
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Opinión
Me
ha gustado mucho este cuento porque lo encuentro entretenido y
divertido. Los personajes son muy alegres y todas las historias me
intrigan hasta el final. Espero que cuando leáis este cuento os
gusta mucho, tanto como a mi.
lunes, 12 de marzo de 2012
domingo, 11 de marzo de 2012
jueves, 8 de marzo de 2012
El cuento de los tres cerditos.
El
cuento de los tres
cerdito.
En
el corazón del bosque vivían tres cerditos que eran hermanos. El
lobo siempre andaba persiguiéndoles para comérselos. Para escapar
del lobo, los cerditos decidieron hacerse una casa. El pequeño la
hizo de paja, para acabar antes y poder irse a jugar.
El
mediano construyó una casita de madera. Al ver que su hermano
pequeño había terminado ya, se dio prisa para irse a jugar con él.
El
mayor trabajaba en su casa de ladrillo.
-
Ya veréis lo que hace el lobo con vuestras casas- riñó a sus
hermanos mientras éstos se lo pasaban en grande.
El
lobo salió detrás del cerdito pequeño y él corrió hasta su
casita de paja, pero el lobo sopló y sopló y la casita de paja
derrumbó.
El
lobo persiguió también al cerdito por el bosque, que corrió a
refugiarse en casa de su hermano mediano. Pero el lobo sopló y sopló
y la casita de madera derribó. Los dos cerditos salieron pitando de
allí.
Casi
sin aliento, con el lobo pegado a sus talones, llegaron a la casa del
hermano mayor.
Los
tres se metieron dentro y cerraron bien todas las puertas y ventanas.
El lobo se puso a dar vueltas a la casa, buscando algún sitio por el
que entrar. Con una escalera larguísima trepó hasta el tejado, para
colarse por la chimenea. Pero el cerdito mayor puso al fuego una olla
con agua. El lobo comilón descendió por el interior de la chimenea,
pero cayó sobre el agua hirviendo y se escaldó.
Escapó
de allí dando unos terribles aullidos que se oyeron en todo el
bosque. Se cuenta que nunca jamás quiso comer cerdito.
FIN.
MARA.
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